POPULISMO VERSUS DESARROLLO
Dr Ricardo Bengolea
Una característica que identificó a la Administración Kirchner es la connotación populista que ha revestido cada una de sus decisiones políticas, sociales y económicas. A pesar de tener a su alcance los dramáticos ejemplos del populismo de nuestros últimos 50 años, el Presidente persiste en los mismos errores que minaron las esperanzas de millones de compatriotas generando el atraso económico, social y educativo que padecemos en la actualidad.
Una clara muestra, de tal afirmación, ha sido la ausencia de políticas concretas relacionadas con los sectores energéticos: combustibles, electricidad y gas y su aporte al crecimiento de la economía nacional.
La pesificación asimétrica, impuesta en los albores de la devaluación, fue el inicio de un cúmulo de desaciertos, postergando hasta el día de hoy las inversiones necesarias para el buen funcionamiento de las empresas. Por decreto, como es costumbre por estos pagos, se estableció que NO había inflación, por lo tanto NO había necesidad de actualizar tarifas. Como quién decreta que de ahora en más seremos todos felices. La realidad indicaba una cosa bien distinta. Con sus tarifas pesificadas y sus obligaciones crediticias en dólares la crisis en el sector no tardó en aflorar. Eso no solo afectó a sus balances, también dejaron de lado sus inversiones planeadas. Los efectos de tan equivocado planteamiento llevaron a que las empresas del sector redujeran su capacidad de generación de energía no pudiendo cumplir con las exigencias que el crecimiento de la economía les demandaba.
La consigna es bien clara: apostamos al populismo o al desarrollo. Corto plazo electoral o largo plazo productivo. Si se hubieran realizado las inversiones correspondientes, el sector agroindustrial no estaría penando por el combustible para sembrar trigo o cosechar y transportar a los puertos el maíz y la soja recolectados como asimismo los nefastos efectos sobre la industria, el comercio y demás sectores de la economía.
En un gobierno populista sólo se piensa en captar votos. En un gobierno serio se piensa a futuro, para el futuro. Se implementan políticas energéticas a largo plazo para que no ocurra lo que sufrimos a diario. El Gobierno les ha exigido repetidas veces a las empresas públicas privatizadas que inviertan. Las ha amenazado con sanciones ejemplares
¿Hay seguridad jurídica, económica y laboral para que un empresario tome un crédito e invierta en la Argentina de hoy? . Yo creo que no. Una señal negativa es observar como Repsol YPF se va desprendiendo del negocio en la Argentina y apuesta en plazas más seguras como ¿Libia? . Hemos quedado como simples espectadores ante la estatización de gran parte de la economía. El país pendular. Es difícil pensar en futuras inversiones con éstas características. Los guarismos nos indican que la Argentina crece a ritmo sostenido ¿Podría crecer aún más? Desde ya. La falta de inversión en el sector energético ya esta generando una desaceleración de la actividad económica. El Gobierno sabía acerca de las consecuencias que provocaría la falta de inversión e irresponsablemente apostó por el corto plazo electoral en desmedro del crecimiento futuro del país. Es incompatible un modelo de desarrollo con el actual sistema populista . El primero se fundamenta en el trabajo, el esfuerzo y la libre competencia. En cambio el otro, en base a subsidios, dádivas y clientelismo político.
lunes, 28 de abril de 2008
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