lunes, 27 de diciembre de 2010

LA UTOPIA DE UN GOBIERNO PROGRESISTA

LA UTOPIA DE UN GOBIERNO PROGRESISTA

Muy a pesar del Gobierno de la Presidente Fernández definitivamente su gobierno como el de su marido Néstor no tuvo absolutamente nada de preogresista. Con recorrer el conurbano de Buenos Aires y la gran mayoría de nuestras provincias se observa el deterioro de la economía familiar, sus esperanzas truncadas y sus voces acalladas.
El progresismo kirchnerista apostó por cuadruplicar la pobreza, combatir al sector más productivo del país, el agropecuario, e intentar sostener un gobierno a todas luces unitario y centralista. Atrás quedaron los reclamos del interior federal. Los pueblos y ciudades del interior cada vez más pauperizadas son el fiel reflejo de nuestra querida Argentina pensada para pocos. Cada vez hay menos que poseen más y máx que poseen mucho más. Falta de equidad y justicia social para con el pueblo de la República. Sometidos por un gobierno con cientos de denuncias por corrupción e incapacidad a la hora de gobernar.
Si hubieran sido progresistas se hubiera crecido a tasas "chinas" y distribución nórdica. El ideal son los países nórdicos que han desarrollado políticas a largo plazo pensando en sus ciudadanos. Eso es progresismo. Donde las distintas capas sociales son permeables al desarrollo, al progreso, a la capacidad.
No hay progresismo social y económico cuando la política del gobierno se basa exclusivamente en la humillante dádiva. En el clientelismo político más esclavo, pues no se logran ciudadanos felices sino caldo de cultivo para revoluciones y mesiánicos que de vez en cuando nos bañan en sangre.
Es imposible considerar al progresismo de los Kirchner con la tiranía que resultó de sus 7 años de gobierno. Primero Néstor, después su mujer. Gran parte del Pueblo lo votó, se hizo gala de la democracia, pero se olvidaron de la REPÚBLICA. También Adolfo Hitler asumió en elecciones democráticas.
Si este gobierno hubiera sido progresista, en la Argentina soñada, no habría espacio para pobres, miserables y excluidos que hoy son legiones.
La utopía de ser progresista cuando no se está convencido de llevarlo a la práctica es la utilización de la mentira y el engaño como razón de Estado.
Ser progresista es lograr que nuestro pueblo salga del atraso educativo en que se encuentra. Que logre conquistar sus derechos sociales y laborales con pleno empleo para todos fruto de políticas económicas micro y macroeconómicas que brinden seguridad jurídica a los inversores, presentes y futuros. Ciencia y tecnología deberían estar sujetas al desarrollo educativo al igual que su presupuesto a nivel nacional.
Ser progresista es ser liberal como el espíritu de nuestra Constitución Nacional. No hay que reformarla: Hay que aplicarla.
Ser progresista es quitar de un plumazo los impuestos anti federales como las retenciones a las exportaciones agropecuarias para que el sector agropecuario más competente del mundo pueda realizar las inversiones necesarias para quintuplicar su producción.
Volvamos a ser un país Republicano y Federal. Eso no solo sería ser progresista sino revolucionario. Seamos solidarios para con los excluidos y olvidados por el sistema.
Un gobierno más que pasa sin resultados positivos. El odio, el rencor y la violencia fueron los comunes denominadores de ambas administraciones de los Kirchner. Y nuestra vida pasa. A veces sin pena ni gloria. Y los tiranos son puestos en pedestales mientras que el pueblo vuelve a soñar un futuro mejor en las próximas elecciones del año 2011.
Para ser progresistas hay que primero ser honestos, tanto personal como intelectualmente. Luego ser capaces.
Feliz Año para todos mis queridos amigos de la Patria grande.