Nuevos aires
Dr Ricardo Bengolea
Luego de la aplastante victoria de Fabiana Ríos en Tierra del Fuego y la de Mauricio Macri en Buenos Aires, nuevos aires surgen en el horizonte político de nuestro país. No menos fue la victoria, algunos meses atrás de Piña en Misiones frente al gobernador Rovira. Santa Fe también será otro traspié para el Presidente ante la segura victoria electoral del socialista Hermes Binner . Los anticuerpos de Argentina están aflorando. El pueblo siempre se encuentra un paso por delante de sus dirigentes.
Cuando Raúl Alfonsín se avocó, bien o mal , lo dilucidará la historia, a solucionar los problemas de los derechos humanos y el juicio a las Juntas, el pueblo le exigió la transformación económica. No pudo o no supo, esas fueron sus últimas palabras reconociendo su fracaso.
Carlos Menen, que comenzó muy mal con su política económica junto a Rapanelli y Erman Gonzalez dio en la tecla con la designación de Cavallo quién mágicamente sacó al país de la hiperinflación ordenando la economía. El pueblo volvió a exigirle al Presidente Menem otro cambio: combatir la corrupción galopante de su administración. Pudo y supo pero a diferencia del líder radical, no quiso.
La Alianza, presidida por Fernando De la Rúa, fue la respuesta de la gente para asestarle un golpe de gracia a la corrupción y a la política con ropaje de farándula. “ Y dicen que soy aburrido”, decía De la Rúa contrastando con la “ vida loca” de Carlos Menem. Creo que el último Presidente radical se encontró en el lugar y en el tiempo equivocado sin capacidad alguna para llevar a buen puerto al país. Finalmente, surgió en la escena política bajo el ala del Presidente interino Eduardo Duhalde, un político sureño con una ambición desmedida, al igual que su mujer. El pueblo volvió a elegir algo superador de la inacción de De la Rúa. Quería un líder, un capitán de barco que los guiara fuera del caos económico y político del 2001. Cada vez que el pueblo eligió para transformar alguna realidad política lo ha hecho bien, los que no estuvieron a la altura de las circunstancias fueron los dirigentes electos. No pudieron, no supieron o deliberadamente no quisieron.
La administración de Néstor Kirchner nos mostró como se pueden desperdiciar graciosamente las oportunidades económicas que nos ofrece un mundo cada vez más rico. Demasiada ideología “setentista”. Demasiados enemigos y fantasmas atormentan la mente febril del Presidente. No me canso de decir: Argentina crece a pesar de Kirchner. El cambio vuelve a ser el clamor popular.
Las propuestas de mejor gestión de Mauricio Macri junto al aire fresco de la política, Gabriela Michetti, la sorpresa que generó la victoria de Fabiana Ríos del ARI ante el impresentable gobernador Cóccaro y la posible vuelta, entre gallos y medianoche, de Eduardo Duhalde que nunca dejó de manejar los hilos políticos de la Provincia de Buenos Aires con el posible apoyo a Roberto Lavagna y desde ya, un nuevo líder que no necesita intermediarios entre él y el pueblo, Juan Carlos Blumberg muestran un escenario político un tanto esquivo para el Presidente. ¿Será Cristina o Néstor el candidato? Ya no importa mucho. Lo que debemos rescatar es la vocación del pueblo por exigir un país mejor. Mayor respeto por las instituciones de la República. A lo mejor triunfa Kirchner en octubre. Mucho tendrá que ver ese resultado si la oposición ha madurado, presentando a los ciudadanos una propuesta superadora dejando de lado mezquindades personales.
lunes, 28 de abril de 2008
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