viernes, 17 de abril de 2009

LA REPÚBLICA ROBADA

LA REPÚBLICA ROBADA


Ricardo Bengolea



A diferencia de aquella magnífica realidad documentada acerca de la historia reciente de nuestro país en la República Perdida, de Enrique Vanoli, el resultado de nuestra endémica decadencia nos muestra su rostro más cabal en nuestras prácticas cotidianas más burdas y en la trayectoria de la mayoría de nuestra clase política. “Asesino o ladrón lo queremos a Perón” podría sintetizar ese fanatismo por quién asestara uno de los golpes mortales a nuestra incipiente vida republicana. Que los lingotes de oro abarrotaran en un tiempo las grises bóvedas del Banco Central sólo preocupó y ocupó al Presidente Perón. Nosotros no perdimos a la República. Nos fue quitada con violencia. Nos fue robada con engaños populistas y con la consabida corrupción que contó con la complicidad de la mayoría del pueblo argentino, tanto por comisión como por omisión.
Se robaron la banda y el bastón presidencial que perteneció al Dr. Arturo Frondizi del Museo de la Casa Rosada. “Los argentinos son todos una manga de ladrones, del primero al último” exclamó sin tapujos el Presidente Batlle a un grupo de periodistas en épocas de Duhalde. La mayoría se rasgó las vestiduras. Los menos solo tomamos esas declaraciones como un exabrupto.
La mayoría del pueblo con su voto avaló el pillaje descontrolado de numerosas administraciones que por generaciones fueron esquilmando al país. Pisotearon la República hasta el hartazgo y luego le robaron su dignidad.
No solo defino corrupción como la actividad que desde la función pública se multiplica geométricamente en estos parajes olvidados del mundo civilizado. La incapacidad en el manejo de la cosa pública, el desprecio por la buena gestión administrativa y por cierto el conocerse incapaz para tamaña responsabilidad aceptando a pesar de ello el cargo trae aparejado el virus de la corrupción generando un daño irreparable a la República.
Tan corrupto es quién abusa de la cosa pública como quién sea incapaz de administrarla debidamente.
La ética y la moral son una rara avis en la vida argentina, sea en lo político, en lo económico y en lo social. Gobernadores que con desparpajo presentan a la sociedad sus obras futuristas, sus autopistas urbanas y el wi fi en toda la Provincia y a nadie le preocupa que van ya por su tercera o cuarta reelección y sabe Dios de dónde provienen los fondos que alimentan sus presupuestos. “Por lo menos hace”. Esa no es la consigna. Debe administrar su Provincia correctamente sin corrupción. Esa es su obligación republicana.
Durante la crisis del campo escuchábamos sorprendidos los justos reclamos de cientos de intendentes del interior del país. La mayoría había apoyado con su voto y su ficha de afiliación a Don Néstor y su pandilla. Mientras el Estado les giraba los fondos fruto de las retenciones al campo desde el 2002 en adelante, gracias a Duhalde, para pagar salarios de sus funcionarios y empleados nunca hubo reclamo alguno. Eran sus más acérrimos defensores mostrando una gran mentira: que con el Gobierno de Néstor se articulaba el despegue de la industria metalmecánica a sabiendas que todo era generado por el esfuerzo y el sacrificio del hombre de campo. Como dije en el artículo anterior, Argentina crecía a pesar de Kirchner. Los intendentes lo sabían pero preferían mirar hacia otro costado.
Hoy ponen el grito en el cielo ¿Alguno redujo su planta de empleados municipales? ¿Alguno ahorró alguna moneda durante la época de las “vacas gordas” para contrarrestar algún peligro futuro? Ninguno. Muchos engrosaron sus bolsillos y el resto se ocupó de aumentar su clientela política. No toda la culpa es de Kirchner. Lo mismo sucedió con la mayoría de los Gobernadores. ¿Felipe Solá administró la Provincia de Buenos Aires? Al escuchar su discurso electoral sorprende como se “despegó” de los U$ 8.000 millones de deuda que transfirió a la Administración de Daniel Scioli. ¿Qué hará el actual Gobernador? ¡Incrementarla desde ya! La única seguridad que padecemos es que el próximo será peor.
Recuerdo las posiciones intransigentes del “Peludo” Hipólito Irigoyen, el Presidente radical. Ante el fraude gestado en cada elección por los conservadores,
¡intransigencia radical! Como una respuesta a la inexistencia de reglas claras para la competencia electoral ¿Si estamos todos tan seguros que los Kirchner van por el “fraude patriótico” no sería fantástico que todos los partidos de la oposición se pusieran de acuerdo en no participar de las elecciones del 28 de junio. Ante el fraude, intransigencia. El fraude no solo surge de las últimas elecciones de octubre sino que cuestiones fuera de toda lógica y ética política como las candidaturas testimoniales de 13 intendentes del conurbano liderados por nuestro gobernador también significa fraude. En Kirchnerlandia todo es posible.
Fraude es engañar, mentir, falsear. Nos vuelven a robar la República los necios e inescrupulosos ante la complaciente corporación política que cunde por sujetarse con cuerpo y alma a sus candidaturas.
El reciente asesinato en Valentín Alsina se suma al triste número de víctimas de la inseguridad. Después hay que escuchar a algún irresponsable afirmar acerca de las bondades de nuestra calidad de vida o a políticos y algún Ministro de la Corte sostener que es sola una “sensación de inseguridad”. ¿Hace cuántos años nuestra sociedad reclama una solución para la ridícula inimputabilidad de los menores de edad por la comisión de delitos penales? ¿Hace cuántos años que nos seguimos movilizando por cada hecho grave de violencia? Mucho pidieron “Que se fueran todos” en plena crisis financiera del 2001. Pareciera que lo único importante para nosotros es la crisis que atenta contra nuestro bolsillo ¿Y nuestras vidas? Padecemos la violencia sin respuesta por parte de nuestros representantes. El juez le hecha la culpa al legislador por no haber tipificado el hecho delictivo ni la pena correspondiente y el legislador culpa a la presión que sufre por parte del poder central y el poder de turno se excusa porque el juez no garantiza con su sentencia la paz social. ¡Estamos en el horno, con papas!
El pueblo es soberano sin embargo padece esa brutalidad. Vota y elige sin embargo aquellos elegidos están en otra frecuencia. Aman el proceso de elecciones porque pareciera ser que todo se descontrola. Todo se permite. También el ser incapaz o corrupto. A río revuelto ganancia de la mayoría de los argentinos. Por eso estamos como estamos.
Si consideramos a la corrupción como la madre de nuestras falencias comprenderemos de una buena vez donde apuntar nuestras exigencias. La incapacidad también es una forma de corrupción.
Al ver en repetidas oportunidades a los Ministros de la Corte, Dr. Eugenio Zaffaroni y a la Dra. Carmen Argibay Molina dando sus autorizadas opiniones sobre diferentes temas que hacen a la realidad de nuestro país soy de los creen que las sentencias son la voz de los jueces de la República. Tanta exposición mediática logra degradar de alguna manera sus prístinas investiduras. Hay que ser juez y comportarse como tal.
Leía en La Nación que las exportaciones de harina de trigo a Brasil habían caído un 25%. El consumo del país hermano es de unas 10 millones de toneladas por año.
“La Argentina produjo, según La Nación, en 2008, 8,5 millones de toneladas de trigo, casi la mitad que en 2007. Atento a ello, Brasil ya adquirió 900.000 toneladas de trigo a USA hace dos campañas y ahora proyecta hacerlo por 800.000 toneladas.
De Canadá va a traer otras 600.000 toneladas y de Rusia adquiriría otras 100.000 toneladas más.
A diferencia del trigo ruso, el cereal canadiense y el norteamericano se encuentran entre los más caros del mundo, y los brasileños pagan entre 20 y 30% más por esa mercadería” Esa es la realidad que la Mesa de enlace y el mellizo Alfredo De Angelis vienen pregonando desde el ridículo conflicto generado por los Kirchner contra el campo argentino. Se va a reducir el área de siembra del trigo y en algún momento vamos a tener que importarlo para poder comer pan blanco. ¿Se dieron cuenta que la vorágine electoral deglutió nuestro destino como país productor de granos, carne y leche sin chistar? ¿Qué tanto se diluyó el esfuerzo de tantos productores y ciudadanos del interior del país ante lo patético que significa avalar con nuestro silencio tan efímera esperanza? Nos vuelven a robar la República con más circo.
Jamás seremos un pueblo soberano mientras no luchemos por nuestra independencia como ciudadanos. Vendrá de la mano de más libertad, de más ética.
Luego del programa “Después de todo” del día de ayer de Jorge Lanata donde mostró las propiedades de los Kirchner en El Calafate y las inversiones de su pandilla
¿Los fiscales de la Nación siguen con vida o se esconden bajo la segura cobertura que el Consejo de la Magistratura les ofrece? Cuando un periodista denuncia públicamente esas propiedades en manos de nada más ni nada menos que de la Presidente Fernández y su marido, Presidente en ejercicio ¿No es lógico que un Fiscal federal investigue?
La República robada es una desgracia para todos y un grave signo de desesperanza que desestabiliza a las instituciones, degrada a los ciudadanos, destruye sin alicientes los pilares de la producción y nos adormece en la noche más profunda de nuestra historia como país. La República se reestablece con más República. La pregunta del millón es y será siempre cuestionarnos nuestro compromiso con la democracia y con valores sublimes como la ética y la vida republicana.

miércoles, 8 de abril de 2009

LA DEUDA DE LA DEMOCRACIA

LA DEUDA DE LA DEMOCRACIA

Ricardo Bengolea



Con el fallecimiento del Presidente Raúl Alfonsín se corrió el velo que impedía que nos diéramos cuenta de las grandes falencias de nuestra democracia. Luego de 25 años de transitar por dicha senda comprendimos acerca de la cantidad de argentinos que no habían recibido los frutos más básicos y fundamentales de la misma.
Como bien comentaba Mariano Grondona en su última editorial de Hora Clave, “Ahora, la República”, parafraseando el latiguillo utilizado en la campaña de 1983 por el extinto líder radical, luego de consolidar la democracia deberíamos establecer los pilares fundacionales de la República.
Democracia es “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Si así fuera, el gobierno “del pueblo” reconocería a las minorías dentro y fuera del Parlamento. Respetaría los designios de quienes los eligieron respetando a la Ley suprema de la Nación no convirtiendo a la Constitución Nacional en un mero enunciado de buena voluntad. Respetarían por cierto no solo el contenido de la Carta Magna sino el espíritu liberal de respeto por los derechos y garantías ahí plasmadas.
Cuando se refiere “por el pueblo” hace referencia a la probidad de sus representantes.
Sin embargo en la actualidad la incapacidad y la corrupción son sus máximos exponentes.
La función pública, por definición es servicio público, no servicio para el representante. Es ética y moral republicana para con la ocupación del cargo y no por cierto una patente de corso que le posibilita enriquecerse a costa del sacrificio del trabajo de los ciudadanos.
La frase final de “para el pueblo”, creo yo, es donde más falencias hay.
Los millones de excluidos viviendo como parias que se amontonan como objetos molestos en los rincones de nuestra Nación sin ser tenidos en cuenta por los administradores de turno son la muestra más cabal que la democracia como panacea del bien público ha fracasado.
La pobreza es indigna y solo un trasnochado puede valorizarla. La pobreza y la indigencia son un delito de lesa Argentina. Contraria al sueño de nuestros padres fundadores y de los dones brindados por la naturaleza de nuestra rica geografía y el crisol de razas que pobló nuestro suelo. La pobreza es el fruto de la incapacidad y la corrupción más escandalosa que anida entre nosotros sin el severo castigo por parte de la justicia y el voto popular.
Si fuera la democracia “para el pueblo” no habría lugar para los demagogos como Kirchner que utilizando los principios de la estrategia maquiavélica y la confianza depositada por el pueblo soberano someten sin contemplaciones a los Partidos políticos, a la prensa libre, a Intendentes y Gobernadores, a las Fuerzas Armadas a los empresarios y al resto de la ciudadanía a la degradación y al sometimiento.
Sin embargo, “it takes two to dance a Tango”. Las instituciones y ciudadanos de la República ¿han estado a la altura de las circunstancias? ¿Votaron y apoyaron con la responsabilidad requerida? Cuatro años de complicidad durante el Gobierno de Néstor Kirchner por parte de la mayoría de los argentinos revalidaron sus equivocaciones con la elección de Cristina Fernández.
La Presidente Fernández ganó por mayoría con fraude “patriótico”. Sin decir una palabra durante la campaña electoral. ¿Recuerdan que con Carlos Menem pasó lo mismo? La silla vacía frente al candidato Eduardo Angeloz y a Bernardo Neustadt fue todo un símbolo de los tiempos que transcurren.
Desprecio por el pueblo. Desprecio por la auténtica vida democrática que significa además proponer, debatir ideas y proyectos, consensuar la mejor política a ser aplicada para la satisfacción y alegría del pueblo.
El rebrote del dengue es solo una muestra de esa humillación. De 35 casos aislados de una Charata con Intendente radical a cerca de 9.000 infectados y cinco muertos en todo el país por la irresponsabilidad del Gobernador Capitanich y la Ministra de Salud Graciela Ocaña intentando tapar al sol con la mano. ¿Pidieron asesoramiento a las ONG o al mismo CONICET ante tamaña situación? Aún recuerdo cuando en los ´90 el “genio” del Ministro de Economía de esa época, Domingo Cavallo, por si lo olvidaron, exclamó muy suelto de cuerpo “Que los del CONICET se vayan a lavar los platos”.
Hoy somos una sociedad políticamente desorganizada, socialmente enfrentada y económicamente frustrada y fracasada.
Habrá que consolidar mucho más la democracia y dar el combate final por lograr afianzar la República como única manera de respetar y ser respetados, donde la libertad individual, el respeto a los derechos y garantías constitucionales y la transparencia de los actos de gobierno sean la moneda corriente de una Argentina que pugna sin lograrlo ubicarse en el pedestal del concierto de naciones que nunca debió abandonar.
Podríamos comenzar con la reforma electoral tan discutida. La boleta única debería estar consensuada por todos los Partidos políticos para erradicar las costumbres fraudulentas de nuestras elecciones.
Argentinos jóvenes con 18 años de edad cayeron bajo el fuego inglés en Malvinas. Pasamos una guerra civil con cientos de víctimas de un bando y de otro. Sufrimos varias debacles económicas donde familias y empresarios perdieron vidas y fortunas. A pesar de todo lo que padecimos, aún hay un Estado que nos obliga a votar. ¿No será el momento de plantear la no obligatoriedad del voto como una muestra de madurez del pueblo donde prime la responsabilidad por encima del clientelismo político? ¿Inmaduros para ciertas cuestiones? Solo la práctica de la libertad nos hará madurar responsablemente.
¿No será el momento de plantearnos también la separación política del Conurbano bonaerense del resto de la Provincia agropecuaria que padecen problemas muy diferentes necesitando desde ya soluciones y decisiones políticas económico- sociales distintas?
Kirchner vuelve a tomar la delantera sorprendiendo a propios y a extraños con la candidatura a Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires al Gobernador de la misma, Daniel Scioli. ¿Con el dengue lo secundará Graciela Ocaña? Pobres nosotros los bonaerenses, luego de Scioli viene Balestrini.
El 28 de junio está cada vez más cercano. El 29 puede renunciar la Presidente Fernández y asumir Cobos llamando a elecciones presidenciales ante la inminente derrota electoral, Scioli incluido, o bien una vez vencido por la sumatoria de cerca del 70% de los votos de los Partidos de la oposición decida utilizar ambas Cámaras legislativas para adelantar las elecciones presidenciales para el mes de octubre, repitiendo la misma farsa cuando obtuvo el adelantamiento de las elecciones legislativas para junio próximo.
La otra opción, la más loca de todas, por lo menos para la Kircnermanía, es la que sucede en las democracias parlamentarias europeas, donde el Primer Ministro es el fusible si el pueblo reprueba su administración y luego de consensuar con la oposición triunfante de las elecciones, conforma un gobierno de coalición consensuando las políticas de Estado más importantes hasta diciembre 2011.
Argentina año verde.
Lamentablemente el Gobierno de Fernández demostró una vez más su total desprecio no solo por el diálogo sino lo que es peor, por el sector productivo de la Argentina al levantar las reuniones con el campo. La Ministra Giorgi al igual que el ex Ministro Lousteau fueron devorados por las incandescentes luces del fracaso kirchnerista.
El currículo o “chapa” que les da para sus futuros individuales es el único argumento que encuentro para la aceptación del cargo por parte de tan prestigiosos profesionales. A sabiendas que sus decisiones sepultarán el destino de millones de argentinos ocupan con desparpajo e indecencia sus cargos públicos. Lo que es peor, sabiendo que nuestro pueblo carece de memoria incluso podrán ser llamados a ocupar cargo similares en un futuro cercano como ocurrió con Machinea, Lavagna o Cavallo. Argentina ¡¡País generoso!!
Cuando el premier de Francia, Nicolás Sarcozy salió con tanta vehemencia a defender la posición irresponsable del gobierno argentino ante el embargo de las cuentas de diplomáticos argentinos del Banco Bilbao Bizcaya de la embajada argentina en Paris como aquellos funcionarios de la UNESCO solicitada y lograda por el Fondo Elliot sospeché que el gobierno galo estaba mortificado por algo. Creo que ese “algo” es la cometa o comisión por el tren TGV de Rosario y otras yerbas que esos holdouts americanos le arrebataron al marido de Carla Bruni.
“Business are business”. Negocios son negocios, parecieran decir el Juez Griesa y parte de los fiscales franceses.
Honrar nuestras deudas también es parte de nuestra falencia democrática pues la mayoría del pueblo avaló las irresponsables palabras de Adolfo Rodríguez Saa, en uso del bastón presidencial antes que huyera a renunciar a San Luis por el jaque mate de Duhalde y también lo hizo con la elección de la Presidente Fernández reafirmando la política irresponsable en el manejo de la deuda externa de su marido.
Reconocer nuestra deuda con la democracia es consolidar para el futuro cercano las bases de la República.

jueves, 2 de abril de 2009

ADIÓS CIUDADANO ALFONSÍN

ADIÓS CIUDADANO ALFONSÍN

Ricardo Bengolea

Como miles de argentinos acongojados dejé fluir mis lágrimas por el descanso eterno del Presidente Raúl Alfonsín. Convencido que cada lágrima era apenas un sencillo homenaje de quién fuera el máximo referente de la recuperación democrática no solo en nuestro país sino en toda Latinoamérica. Por sobre todas sus cualidades rescato el haber sido un buen ser humano y un buen ciudadano. Republicano de fuste que sirvió de ejemplo a generaciones de argentinos que supieron conquistar junto a él los sabios caminos de la vida democrática.
Se fue un gran político que hizo de la convivencia, el acuerdo y la persuasión argumentada su fundamento. Valores como la ética, la honradez y la austeridad sea ocupando los diferentes escalones de la política como también en su vida privada.
No se enriqueció durante la función pública como lo han hecho lamentablemente algunos de sus sucesores. Tampoco fue denunciado ni enjuiciado por causa penal alguna.
Las numerosas muestras de cariño demostrada por miles de argentinos es la prueba más cabal que la sociedad no tiene vocación de suicidio. Que necesita soñar. Tener utopías que los proyecte como ciudadanos libres y soberanos, generando sus propios anticuerpos al ser constantemente acosada por aquellos violentos, intolerantes y antidemocráticos. Un Pueblo ávido de consensos, de acuerdos. De normalidad cívica. De conciliación entre todos los que componen el tejido de nuestra sociedad.
Recordaremos a Raúl Alfonsín como un ser humano lleno de aciertos y de errores. De lógica y contradicciones. Imperfecto como cada uno de nosotros sin embargo con la visión estratégica de un país que contuviera a todos bajo la cobertura de los principios rectores de la Constitución Nacional, el respeto por las Instituciones de la República, el imprescindible aporte a la vida de la República de los Partidos Políticos y una forma de vida ligada profundamente a los valores fundacionales de nuestro destino como Nación como lo soñaron nuestros mayores.
De sus aciertos y errores recordamos cómo su débil democracia fue estigmatizada desde sus inicios con una deuda externa que superaba el producto bruto argentino. Los 13 paros generales liderados por Saúl Ubaldini y la central obrera que representaba. El Plan Austral y el Primavera. La ley de divorcio vincular y la de patria potestad compartida. El congreso pedagógico y la Ley Mucci de reorganización gremial. El juicio a las Juntas militares y las oportunas leyes de obediencia debida y punto final que reestablecieron la pacificación nacional. Junto con los presidentes Sarney y Sanguinetti dieron comienzo al sueño geoestratégico del MERCOSUR. Luego le siguieron la paz definitiva con Chile, el Pacto de Olivos y su frase “no pude, no supe, no quise” que sintetizó el ocaso de su presidencia con el adelantamiento consensuado con la oposición de la entrega anticipada del gobierno.
Es increíble que lo excepcional en la Argentina sean la ética republicana, la honradez y la transparencia de los actos de gobierno. Alfonsín fue esa excepción. Vivía gracias a su pensión como Presidente de la Nación, sin embargo gestionaba cada tres meses ante la ANSES la donación de la mitad de dicha pensión para obras de bien público de su querida ciudad de Chascomús.
Consideraba a la oposición política circunstancial como adversarios, jamás como enemigos. A él le agradezco mi primer voto en la incipiente democracia de nuestro país.
Aquellos de mi generación que tuvimos esa extraordinaria posibilidad de expresarnos a través de las urnas estaremos por demás agradecidos al Presidente Alfonsín y a todos los políticos de esa época que creyeron y defendieron esas reglas de juego esenciales.
Aquel que no haya cometido error alguno que tire la primera piedra.
Hasta siempre ciudadano.