Actitud irresponsable
Dr Ricardo Bengolea
El conflicto con el Uruguay seguramente será recordado por nuestros descendientes como una de las páginas más incomprensibles de nuestra rica historia en común.
Ambos presidentes provienen de sectores políticos afines, gozando de la mejor relación humana entre ambos.
La escalada impensada entre dos países hermanos se puede explicar por la tozuda mala fe de uno de ellos.
Cuando dos Estados deciden de común acuerdo que un tercero, en este caso, la Corte Internacional de Justicia con sede en la ciudad de La Haya, emita un veredicto conforme a derecho para zanjar definitivamente las diferencias existentes entre ambos, es obvio que lo que determine ese Jurado será de obligatorio cumplimiento por las partes involucradas. La Corte Internacional de Justicia dio la razón por 14 votos a 0 al Uruguay. La Administración Kirchner, representando al Estado argentino, despechada por el fallo en contra de sus intereses y acostumbrada a burlarse de diferentes Organismos e Instituciones de carácter internacional, decidió no aceptar el fallo.
Luego del informe realizado por el Banco Mundial, acerca de la remota posibilidad de contaminación por parte de las empresas de celulosa Botnia y Ence del Río Uruguay y la aprobación financiera de ambos proyectos de inversión por el voto de 14 países del mundo desarrollado a favor del Uruguay, la Administración Kirchner recibió su segunda desilusión. Como si la Secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti , luego de varias cartas y viajes a los Estados Unidos intentando reunirse con el Presidente del Banco Mundial pudiera revertir lo inevitable. Cuando uno hace las cosas mal, salen peor. Pues la respuesta del gobierno argentino, en vísperas de las elecciones presidenciales del 2007, ha sido sencillamente permitir que los piqueteros de Gualeguaychú continúen con la modalidad del corte de un puente Internacional para no generar conflictos internos que puedan ocasionarle la necesaria represión de aquellos que eligieron infringir leyes federales, nuestra propia Constitución Nacional y el Tratado de fundación del MERCOSUR. Deberemos hacernos cargo del resarcimiento por los daños ocasionados al pueblo uruguayo por los cortes. Ya lo planteó el gobierno oriental ante la Corte Internacional de Justicia hace unas semanas atrás. Irresponsable el Gobierno. Irresponsables los piqueteros de Gualeguaychú.
¿Imaginaron por algún momento que ocurriría si un soldado uruguayo dispara y hiere de muerte a uno o varios argentinos, que inflamados por la constante diatriba de asambleístas-piqueteros y la inercia del Gobierno Nacional, intentaran un acto terrorista dentro de alguna de las plantas de fabricación de pasta de celulosa?
Esta situación tan delicada, con los efectos tan dramáticos que pudiere ocasionar para ambos países, requiere de ambos gobiernos , mucha sensatez. No da para más. Es necesario ponerle un punto final y comenzar, junto al facilitador enviado por el Rey Juan Carlos de España o sin él, un diálogo profundo, libre de toda contaminación política que pueda interferir en aquello que es, seguramente lo más importante que hay que salvaguardar: el vínculo que nos une con el Uruguay y el respeto por parte de nuestro país del orden jurídico internacional .
lunes, 28 de abril de 2008
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