miércoles, 4 de junio de 2008

COMBATIENDO AL CAPITAL

COMBATIENDO AL CAPITAL

Dr. Ricardo Bengolea
www.ricardobengolea.blogspot.com




Inmersos en una crisis que promete ser similar a la del 2001, el Gobierno Nacional intenta vanamente vencer a los fantasmas generados por su incapacidad para gobernar. Muchos han definido el comportamiento de Néstor Kirchner como una patología que lo conduce a él e inexorablemente a su Administración a un callejón sin salida fruto de su miopía política concibiendo a cada detractor como a un enemigo a vencer. El diálogo no forma parte de su vocabulario.
Desde su paso por la gobernación de la austral Santa Cruz hasta ejercer la primera magistratura nacional nunca dio una conferencia de prensa. Tampoco la actual Presidente. Nunca enfrentó una mesa de debate. Tampoco lo hizo Cristina Fernandez. Vapuleó a la prensa en general despreciando lisa y llanamente el aporte de éstos como resguardo al avasallamiento por parte del Estado de los derechos y garantías plasmados en la Constitución Nacional.
Jamás se reunió con sus adversarios políticos ni con las minorías políticas y sociales con el fin de modelar las estrategias conducentes a una suerte de Pacto de la Moncloa como lo hicieran los españoles luego de tanto sufrimiento. Nuestra Presidente apenas esbozó el Pacto del Bicentenario mientras el país se incendiaba.
¿La culpa fue de los Kirchner? A lo mejor las palabras más acertadas para explicar nuestra decadencia sean las de Alfredo De Angelis : “ Vamos a tener que hacer nuestra mea culpa”. El entrerriano caló hondo, donde más nos duele a los argentinos: nuestra responsabilidad, por comisión u omisión, en la elección de nuestros representantes.
La gran mayoría del pueblo conocía las características poco republicanas del ex presidente, disponiendo de los suculentos saldos exportables sin dar explicaciones a nadie. Asimismo como sedujo a intendentes y gobernadores con los “espejitos de colores” en desmedro de sus comunidades. Una vergüenza. Sin embargo, en octubre de 2007, su esposa Cristina Fernandez es elegida Presidente de la Nación por mayoría, a pesar de numerosas denuncias de fraude electoral.
El reconocimiento por la falta de responsabilidad al momento de sufragar de aquellos que se sienten defraudados ante la situación de caos institucional que vivimos, marca a las claras esa vocación argentina a tropezar con la misma piedra eternamente.
¿La culpa es de los Kirchner? Pues creo que no. Son el emergente de una sociedad que no se compromete con el futuro, que no participa activamente en la política, que no exige que sus administradores de turno respeten los principios republicanos castigándolos con la ley una vez finalizado su período de gobierno. En la práctica, muchos de los presidentes finalizaron su mandato antes de tiempo.
El peronismo tiene mucho que ver con los fracasos democráticos e institucionales que padecemos. Frondizi, Illia, Alfonsín, De la Rúa, fueron jaqueados y volteados por el acoso permanente del PRI argentino. Al gobierno de Isabel Perón, también lo voltearon sin contemplaciones.
Cuando el Presidente del Justicialismo acusa al campo y a sus dirigentes de “desestabilizadores” y “golpistas” apoyado por los desprestigiados de siempre devenidos en simples sometidos, debería realizar un serio y profundo análisis de las acciones nacidas del seno de su propia militancia y como la misma influyó muy negativamente en la vida democrática de nuestro país.
La culpa no es del chancho sino de quién le da de comer. Fue la mayoría del pueblo argentino quién votó por el Partido que en la letra de su himno clama con orgullo “combatiendo al capital”. Ningún país serio del mundo combate al capital. Sería un suicidio. En eso somos especialistas. Más bien tratan de “seducir al capital”. Hay estrategias implementadas por las Naciones desarrolladas conducentes a captar inversiones que son el único reaseguro contra la pobreza y la desocupación. No se combate al capital, se le brinda seguridad jurídica. Para que ello ocurra debe existir un Estado fuerte y vigilante, pero con la convicción que los capitales traerán nuevas esperanzas para el bienestar del pueblo, para el progreso, para el desarrollo. De lo contrario estamos ante el más vil populismo.
Sepa el pueblo votar. Sepa el pueblo respetar y hacer respetar las instituciones. Sepa la mayoría respetar las minorías. Sepa el pueblo revalorizar a un Parlamento desprestigiado y vacuo.
El conflicto que la Administración Kirchner inició contra el sector agropecuario pudo haberse evitado si el Congreso tuviera la importancia que exige nuestra Carta Magna. También si los gobernadores, intendentes, legisladores nacionales y provinciales fueran verdaderos referentes de sus comunidades y no estuvieran sometidos a las migajas que la Administración unitaria les diera. El federalismo es letra muerta.
Los Kirchner no son culpables de todo. También lo son Eduardo Duhalde que lo designó su sucesor, Carlos Reutemann que declinó dos veces el ofrecimiento del caudillo bonaerense para ocupar la Presidencia. También la oposición, pues seducidos por un divismo irresponsable no articularon los mecanismos necesarios para luchar por los principios éticos y republicanos hoy inexistentes. También el gran pueblo argentino ¡salud!, es culpable. Ahora nos arropamos con los lienzos celeste y blanco de banderas y escarapelas y se nos llenan los ojos de lágrimas al entonar nuestro Himno Nacional en cada acto contra las tropelías del matrimonio gobernante. Es tarde para lamentos y reproches. “A llorar, a la Iglesia”, afirman algunos. Lo cierto, es que debemos madurar como sociedad. Aceptar nuestra cuota de falta de criterio e irresponsabilidad al momento de plantearnos el futuro. Hagámoslo por nuestros hijos y nietos que aguardan temerosos el país que les estamos ¿forjando?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Argentina, es para los Argentinos, sin duda !!

Anónimo dijo...

Mono, muy bueno este artículo...pero no culpo a Reutemann de no querer gobernar este bendito país.