lunes, 23 de agosto de 2010

AL GRAN PUEBLO, ¡SALUD!

Nos flagelamos pensando cuales serán las próximas acciones que la administración Fernández de Kirchner llevará a cabo. Elucubramos cientos de posibles situaciones de avasallamiento de nuestros derechos constitucionales. Me pregunto: ¿Quién nos presentó a Kirchner en sociedad? ¿Quiénes votaron a Cristina Fernández de Kirchner en desmedro de Elisa Carrió en el 2007? ¿Cuáles fueron los medios periodísticos y los periodistas que acompañaron desde sus inicios a Néstor y a Cristina? ¿Cómo votó el interior profundo de la Argentina en el 2007? ¿Y los empresarios?

¡Alguien la votó! exclaman la mayoría, como si la culpa de nuestros errores fueran de los chilenos o uruguayos. Los errores son del gran pueblo argentino. Nadie asume su equivocación al momento de elegir su propio destino como ciudadano. En todo caso, casi siempre se ha elegido con el bolsillo y no con la cabeza. Tanto Carlos Menem en los años 90 como Kirchner lo sabían.

Si se nos plantea un grave problema penal ¿Qué tipo de abogado elegimos? Al verdadero profesional o aquel que nos asegura que el fin justifica los medios. Que no posee ningún prurito ético para alcanzar su éxito. En la mayoría de los casos esa clase de profesionales siempre "arreglan" con la otra parte en nuestro perjuicio. Lo mismo sucede con los políticos. ¿Cuando elegimos a nuestro primer ciudadano, el "par inter pares" lo elegimos por su supuesta eficiencia política o por su trayectoria ética? Antes que el político esta el ser humano. De nada nos sirve que a quién le delegamos la facultad de gobernarnos sea carismático o caudillo y cuando asume la primer magistratura pacta con la corrupción, con el avasallamiento de nuestros derechos y garantías constitucionales, no respeta nuestras libertades y mucho menos la forma republicana, democrática y federal de gobierno.

Son tiempos difíciles para nuestra Argentina. Quizás de nada valga culpar a unos y a otros por una interminable catarata de errores políticos, económicos y sociales que padecemos. Podemos intentar replantearnos a quién elegimos. Porqué lo elegimos y realizar un esfuerzo ciudadano para exigirle que cumpla con aquello que prometió a lo largo de su campaña.

Siempre sostuve que el voto debería ser optativo. No obligatorio. Que sea una cuestión de responsabilidad.

El año que viene seguramente tendremos que votar en tres oportunidades. La internas abiertas y simultáneas de agosto, las presidenciales de octubre y el ballotage. ¿Se imaginan si fuera por medio del voto electrónico?

El gobierno presiona como siempre lo hizo a los empresarios para que concurran a la Casa Rosada para que avalen con su presencia un nuevo atropello a la libertad de prensa interviniendo Papel Prensa. Prestemos atención cuando las cámaras de televisión hagan un paneo sobre los presentes quienes han sido aquellos más vulnerables.

La mayoría de ellos han votado con el bolsillo en el 2007 en desmedro del planteo ético propuesto por la oposición. Si votamos con el bolsillo no lloremos por el engaño ni la traición. Lo merecemos.

Quizás sea el tiempo para que nuestro pueblo elija a una buena persona por encima del supuesto buen administrador. Buena persona se nace, no se hace. Uno puede llegar a convertirse, con el tiempo y la debida capacitación en un buen administrador.

La gran mayoría de nuestros Presidentes nos han prometido la panacea económica y el crecimiento. Muy pocos políticos hicieron hincapie en la necesidad de realizar una verdadera transformación ética. Sin ética no hay república. Sin república hay tiranía.

No hay comentarios: