martes, 9 de septiembre de 2008

EL MILAGRO ARGENTINO

EL MILAGRO ARGENTINO


Ricardo Bengolea




Como un resabio de la Generación del ´80, aún hay compatriotas convencidos que Dios esta en todas partes pero reside en la Argentina. ¡Dios es argentino! Exclaman. Como un himno sagrado hemos repetido hasta el cansancio esa afirmación. Malas noticias. Según el Presidente del Brasil Lula Da Silva, Dios ahora es brasileño. No sorprende a nadie los exitosos resultados de la economía del vecino país. No hay milagro alguno, solo políticas eficientes de desarrollo y un empresariado aggiornado a las demandas de un Mundo ávido de materias primas y productos elaborados. La cosecha de granos de Brasil alcanzará los 140 millones de toneladas, un nuevo récord histórico superando a las exportaciones argentinas en un 35%. Mientras nuestro gobierno deseaba quedarse con las ganancias generadas por los excelentes precios internacionales de los commodities, Brasil incentivaba a sus productores por medio de líneas crediticias a largo plazo y políticas productivas. Brasil exporta en la actualidad U$ 5.000 millones en carne contra los efímeros U$ 1.300 millones de nuestro país. El área sembrada en nuestro estratégico socio pasó de 46,3 millones de hectáreas a las 48 millones de hectáreas. ¿No éramos nosotros los graneros del Mundo? Solo son algunos pequeños detalles de la generosa economía brasileña. La industria automotriz, metalúrgica, alimenticia y aeronáutica complementan en una armoniosa sinfonía de crecimiento los datos que provee el sector agropecuario. No hay milagros hay políticas de Estado.
Con un breve repaso de los números de Corea del Sur también podríamos afirmar que Dios es coreano. Sin embargo esta sociedad apostó fuertemente a la industria del conocimiento. En los últimos 40 años su producto bruto interno se mantuvo en el 7%, sus exportaciones aumentaron de U$ 2000 millones a U$ 557.000 millones de dólares anuales entre 1960 y 1996. En ese mismo lapso su producto bruto interno pasó de
U$ 8000 millones a U$ 253.000 millones. (Fuente La Nación).
¿Será un milagro o fruto de la inversión de U$ 19.400 millones anuales en ciencia que el país asiático destinó como eje de su crecimiento económico? Ese monto significa la totalidad de inversiones de América Latina en ciencia y tecnología.
La investigación, la ciencia y la tecnología son los pilares de la reingeniería que los países nórdicos diseñaron para ofrecer a sus comunidades bienestar, educación y progreso. Con una inversión de casi el 4% de su producto bruto en investigación y ciencia Finlandia, Noruega y Suecia apostaron a un futuro promisorio tomando a la educación, ciencia y tecnología como plataforma de despegue ante los desafíos de un Siglo XXI cada vez más competitivo y difícil. Tampoco hay milagro, hay sentido común y como en los casos anteriores, políticas de Estado adecuadas y adaptadas a sus necesidades como sociedades desarrolladas. Investigación y desarrollo, equidad, baja mortalidad infantil, planes de salud al alcance de todos sus ciudadanos y prácticamente erradicado de sus confines el flagelo de la pobreza es la apuesta de estas comunidades.
A pesar de la incipiente crisis que ha aflorado en nuestra querida España bien vale recordar ciertas características del supuesto “milagro” español. No ha sido dotada de grandes recursos naturales y surgió de la penumbra económica luego de una trágica guerra civil y el Pacto de la Moncloa brindando un ejemplo de convivencia ciudadana y de supervivencia como país al resto del mundo. Establecieron los estamentos fundacionales de una sociedad moderna y competitiva convirtiéndose en el país con mayor crecimiento sostenido desde que ingresó a la Comunidad Económica Europea.
Su economía creció a un promedio anual del 3,6%. Para comparar este hito, Alemania, el gran motor de Europa, creció durante el mismo período un promedio anual de 1,4%. Los capitales españoles no solo incursionaron en América Latina sino en los mercados europeos y otros continentes. Ferrovía adquirió por U$ 19.000 millones a la empresa que gestiona el Aeropuerto de Heathrow en Inglaterra y la compra del banco británico Abbey Nacional por parte del Banco Santander en U$ 18.000 millones son algunos ejemplos. También las inversiones de Telefónica en el Reino Unido y República Checa. Cientos de ejemplos más demuestran el crecimiento de la economía ibérica. No hay milagros en esta realidad a pesar de los nubarrones que se ciernen sobre su economía.
Un dato: De acuerdo al ranking internacional dado a conocer por la Universidad Jiao Tong (Shangai) y la The Times Higher Education de Londres, nuestro sistema universitario ha quedado relegado a puestos de olvido. De acuerdo con la Universidad de Shangai, la Universidad de Buenos Aires (UBA) se encuentra ubicada en el puesto 202. Según los parámetros del estudio de la Universidad británica, la UBA ocupa el puesto 264. Las primeras diez casas de altos estudios pertenecen a los Estados Unidos y a Gran Bretaña según las Universidades de Jiao Tong y The Times. (Fuente La Nación).
El título que elegí con fina ironía para encabezar este artículo tiene una razón muy particular. La Generación del ´80, con mayúsculas, y el esfuerzo de toda una Nación desde la declaración de su Independencia brindaron como resultado las bases fundamentales para que aflorara una moderna y competitiva sociedad donde el trabajo, el esfuerzo y la concepción de un gran país fueran sus virtudes más visibles. Se conjugaron grandes hombres de la cultura con aquellos que soñaban con una Nación desarrollada, abierta al Mundo, nutriéndose de la savia de millones de inmigrantes que aportaron el crisol de razas del cual provenimos.
El milagro argentino es haber dilapidado los sueños de nuestros mayores convirtiendo a nuestro país en un botín donde aquellos, tanto por incapacidad como por corrupción, han tomado por la fuerza. Tanto militar como por los votos. Han vaciado a la Argentina de contenido, de rumbo. Con las esperanzas truncas por generaciones de forajidos solo nos queda acompañar a los brasileños convencidos que se han convertido en el nuevo granero del Mundo y residencia teocrática.
Ni vencedores ni vencidos. ¿Quién puede sostener tanta falsedad? Los vencidos somos todo el pueblo argentino que hemos permitido de alguna manera, por comisión u omisión, que unos cuantos avivados nos robaran los sueños. También nos robaron la justicia, la ética, la solidaridad, el respeto, la equidad y el progreso. El verdadero milagro argentino consiste en que en algunas universidades se comparen dos modelos de sociedad: Una exitosa, la japonesa y otra un gran fracaso, la nuestra. Ante esta realidad que transitamos penosamente desde 1930, para establecer un punto de partida, podemos optar por dos caminos. La senda de los iluminados de turno propensos a obrar milagrosos fracasos que terminamos pagando todos o bien realizar un serio examen de conciencia rescatando lo que queda de esa Nación construida con el esfuerzo de ciudadanos y próceres que nos precedieron. Podemos vivir y exaltar la más vulgar de las ilegalidades transitando por el cementerio de nuestros valores cada vez más sepultados por la falta de ética o de una buena vez exigir el respeto por la Ley y los comportamientos republicanos. No se trata de más democracia sino de más República. Podemos observar como impávidos cómplices como la droga y la inseguridad se apersona ante nuestra cotidianeidad donde miles de argentinos no podrán ver un mañana o bien participar de la vida política activamente exigiendo con toda nuestra capacidad y sentido del deber los cambios necesarios para que nuestros principios y valores sean respetados

No hay comentarios: